La inflorescencia del arándano se da en racimo con flores invertidas. El cáliz forma un tubo al que se une el ovario y la corola está compuesta de cinco pétalos fusionados. Tiene estambres en número de 8 a 10; muy cortos en relación al estilo. Además las flores tienen presencia de nectarios en la base del ovario, como una estrategia de la planta para atraer a los insectos. El polen de los arándanos es pegajoso y relativamente pesado, por lo que no puede moverse por sí solo y no es fácilmente arrastrado por el viento. Además, la forma y posición invertida de la flor limita que el polen caiga en un estigma receptivo, incluso en variedades que son auto-fértiles. Aunque existen variedades que son auto-fértiles, las bayas que producen en general son más pequeñas, pueden abortar y existe mayor heterogeneidad en el amarre y la maduración del fruto.

Aunque algunas variedades de arándanos son autogámicas, la polinización cruzada es probablemente la regla. Las estructuras masculinas y femeninas tienden a madurar en diferentes momentos dentro de una misma flor (hercogamia), sumando a las complicaciones una morfología floral con flores péndulas y cerradas dispuestas en inflorescencias racimosas que desalienta la polinización espontánea a través del viento o la gravedad. La polinización entomófila es esencial para la máxima producción de bayas y Apis mellifera L. es la especie que generalmente es utilizada para brindar este servicio en cultivos extensivos de arándanos, habiéndose demostrado que la introducción de colmenas en predios productivos aumenta significativamente la producción.